Y después de muchos días de lluvia, por fin llegaron unos rayitos de sol y para celebrarlo, mis papis me llevaron a Chascomús para disfrutar de mi día.
Nos levantamos temprano, preparamos todas las cosas y nos fuimos…
Descansé casi todo el viaje (como suelo hacer) y me desperté en el momento exacto de hacer la parada estratégica para comprar las medialunas que tanto le gustan a mi mamá… 🙂
Cuando llegamos, dimos una vuelta por el pueblo y apenas se sentía el calorcito que iba trayendo el mediodía, nos fuimos a uno de los campings a la orilla de la laguna, a preparar un asadito para el almuerzo.
Comimos rico y jugamos un montón, estrenando todos los regalos del día del niño y en mis baldecitos cargué muchas piedritas con papá…. 🙂
Tirar piedras al agua es una de las cosas que más disfruto… Y bueno, acá había mucho de ambas; agua, y piedras y palitos para tirar…
Pato, pato!!
Como digo yo…
Después de tanto paseo, pasto, barro, juego, aire libre y naturaleza, caí rendido del cansancio a hacer mi siesta, después de haber visto caer miles de «babas del diablo» que no eran otra cosa que telas de araña que venían de un pueblo vecino. Un fenómeno raro, aunque no deja de tener su espectacularidad…
Mientras descansaba, mamá y papá juntaron las cosas y merendaron en el pueblo, a la orilla de la laguna, y cuando terminaron, emprendimos el regreso a casa…